Una mente sana reside en un cuerpo sano.

Como dice el viejo refrán, vivir una vida sana y bella empieza por mantener un cuerpo sano.

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Físico, mental, trabajo, amor, comida, ejercicio, música, aficiones... todo en la vida se basa en el equilibrio.

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Cuando tu equilibrio físico se decanta hacia un lado, tu forma de pensar también tiende a hacerlo. Si haces esto, empezarás a ver a las personas, las cosas y los objetos exclusivamente del otro lado, y tenderás a echarles la culpa.

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Cuando tu cuerpo se inclina, todos tus cinco sentidos -ojos, nariz, oídos, boca y piel-, vista, olfato, oído, gusto y tacto, se inclinan físicamente.

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Vemos, oímos y sentimos todo con estos cinco sentidos, así que si perdemos el equilibrio, podemos acabar percibiendo las cosas rectas en ángulo, o percibiendo las cosas distorsionadas como correctas. Eso significa que nos va a salir caro. Además, la distorsión crea tensión en todo el cuerpo, y esa tensión crea tensión mental.

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Pensar mientras no se está relajado puede provocar frustración y ansiedad. Hasta que corregí mis propias distorsiones, había vivido mi vida culpando a otras personas de todo, como que no era culpa mía, que era culpa de esa persona, que el sistema era malo, que mis padres eran malos, etc. Ahora que lo pienso, era una forma de vivir que no molaba nada.

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Sin embargo, al recuperar mi equilibrio original, me di cuenta de que lo veía todo en diagonal. En ese momento, una descarga me recorrió la espalda, como si me hubiera alcanzado un rayo.

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No era culpa de la otra persona, era sólo que yo estaba distorsionado. Como dijo aquel famoso: ``Ama a tu prójimo'', lo mejor para todos nosotros es vivir amándonos los unos a los otros. Este es un tema universal para toda la humanidad, y aunque en nuestra cabeza sabemos que debemos hacerlo, en la realidad no hemos sido capaces de aclararlo. La gente sigue negando las pretensiones de los demás, maltratándose y, a veces, incluso peleándose. Queremos abandonar nuestra obsesión por las cosas que no deberían hacerse así, abandonar la imposición de que las cosas deberían hacerse así, y a veces trascender la religión y el sentido común, y sentir felicidad simplemente cuidando de nuestros vecinos, como hacíamos cuando éramos niños, independientemente de nuestras limitaciones o posiciones. es.

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La vida está hecha para disfrutarla, no para practicarla. Para crear un mundo en el que todos los seres humanos puedan divertirse y reír siempre, como cuando nacieron siendo bebés, el camino más corto para hacerlo es equilibrar primero el cuerpo, que es el ``vaso''. Me gustaría expresarles mi gratitud.